Reciclar

Como a estas horas los ciudadanos de los Estados Unidos de América nos están eligiendo presidente para los próximos cuatro años, quiero contarles algo personal.
De todos es sabido las continuas, y cada vez más amenazadoras recomendaciones de los Ayuntamientos para que separemos las basuras en diferentes bolsas, una para residuos orgánicos, otra para vidrio, otra para latas y plásticos, otra para papel, otra para pilas, una más para ropa vieja y no sé si me olvido alguna, lo que me aterra pues estoy empezando a tener pesadillas con no cumplir con mis obligaciones.
El otro día me quedé dormido viendo en la televisión la serie CSI y en un momento dado desperté y como estos tíos también buscan mucho en las basuras, me imaginé a Horatio Caine persiguiéndome implacable por no reciclar adecuadamente, y dado lo astuto que es, me cogía una y otra vez en sus habilidosas trampas mientras yo intentaba huir.
En eso estaba, medio dormido, medio despierto, cuando debí caer de nuevo en el sueño, que siguió por los mismos derroteros cuando de golpe desperté asustado, miré la pantalla y vi a un individuo calvo parecido a Kojak gritando desaforadamente.
No sabía de que iba la cosa hasta que apareció Sardá con Boris Izaguirre gritando aún más, intentando contar las andanzas de alguna pelandusca de la que, misericordiosamente, he olvidado el nombre.
Como estaba aún adormilado, mi mente relacionó todo ese maremagnum que tenía en mi cabeza y me pregunté en que bolsa debía poner a Crónicas Marcianas, y llegué a la pregunta trascendental: ¿es reciclable Sardá? ¿o es solamente un residuo sólido urbano?.

Cosas veredes...