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El Vigilante

El sentido de las palabras

<u><center><b>El sentido de las palabras</b></center></u>
¡Menudo cachondeo el que hay con la iluminación que ha puesto el ayuntamiento de Madrid para Navidad!. Parece que las palabras dispersas a unos les parece una obra de arte y a otros, una tomadura de pelo.
Pero el el hecho de jugar con las palabras no es una idea original de Ruiz Gallardón, siempre haciéndose el progre, sino que ya Lampedusa en su célebre Gatopardo, dijo aquello de: "Que todo cambie para que todo siga igual". Aquí en plena dictadura se lo tomaron en serio y empezaron por llamar rebeldes a los leales al gobierno legítimo de la República, siguieron cambiando a los porteros y llamándolos empleados de fincas urbanas, aunque cobrando lo mismo, eso sí, y de esa manera hemos ido aceptando, profesor de EGB por maestro, ATS por practicante, ingeniero técnico por perito, residuos sólidos urbanos por basura, y una sucesión interminable.
Hemos continuado pero ahora, además, con el añadido de lo políticamente correcto, y ya los negros (de Estados Unidos) son afroamericanos, los otros negros, de color, las putas, trabajadoras del sexo, los peluqueros, estilistas, los cocineros, restauradores, y así hemos seguido tragando cada vez más aceptando cualquier idiotez que se le ocurra al más tonto de los tontos. Incluso hemos aceptado que reaccionarios más de derechas que un torno se cobijen bajo el calificativo de liberales, como Jiménez Losantos o Vargas Llosa e incluso a que El País se llame diario Independiente.
Así nos encontramos con que el carcelero es un funcionario de prisiones, Pérez es Carod, el tiro en la nuca es ahora lucha popular, la bomba en un supermercado, conflicto armado y hemos visto con estupor como a un conocido asesino, ideólogo del napalm y el agente naranja en Vietnam y Camboya, mentor del siniestro Pinochet como Kissinger le fue adjudicado el Premio Nobel de la Paz. Ahora el apoyo a un golpe de Estado en Venezuela, es ayuda a la democracia, los iraquíes invadidos, son terroristas y los invasores, liberadores, llevarse el dinero de los fondos reservados, lucha contra el terrorismo.
Pero como a todo se acostumbra uno, ya va haciéndose partícipe de estas aberraciones, pero, personalmente lo que no puedo aceptar es que los partidos políticos no se acomoden también a la moda y así siguen llamándose cosas tan curiosas como Popular, el partido de Aznar y Rajoy, Socialista y Obrero al partido de las portadas de Vogue, Esquerra Republicana a un partido de corte parafascista e insolidario, y el remate del tomate, y lo que más me duele, Unida a una Izquierda dividida en mil pedazos.

Cosas veredes...

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