Las marujas
No hace tanto tiempo en los documentos de identidad de muchas mujeres figuraba s/l (sus labores) en el apartado de profesión, y todo el mundo entendía que se trataba de una sufrida ama de casa. Y además, en algunos impresos oficiales se decía que se dedicaba a "las labores propias de su sexo". Y esto no era lo peor, sino que todo iba acompañado de falta de consideración y hasta algo de desprecio.
Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado bastante y ya no se utilizan esos términos aunque los modernos han encontrado un nombre todavía más peyorativo para definir a estas mujeres que se dedican a su hogar y su familia a las que califican despectivamente de marujas.
Como quiera que muchísimos de nosotros tenemos, o hemos tenido, una madre que se dedicaba de manera total, que se desvivía y cuya tarea no terminaba nunca, y ella siempre estaba allí con una sonrisa, abrigándote, ayudando a hacer los deberes o contándote un cuento, quiero desde aquí reivindicar a todas esas mujeres abnegadas, que para más inri también reciben de otras mujeres ese sambenito. Y querría que cualquiera que lea estas líneas, pensara un momento en su madre antes de calificar a una mujer con ese demoledor epíteto de maruja.
¡Va por ti, mamá, por ti y por todas las mujeres, pero todas, todas. Mujeres al fin, sólo mujeres, sin calificativos. Mujeres, ¡nada menos que mujeres!.
Afortunadamente, hoy las cosas han cambiado bastante y ya no se utilizan esos términos aunque los modernos han encontrado un nombre todavía más peyorativo para definir a estas mujeres que se dedican a su hogar y su familia a las que califican despectivamente de marujas.
Como quiera que muchísimos de nosotros tenemos, o hemos tenido, una madre que se dedicaba de manera total, que se desvivía y cuya tarea no terminaba nunca, y ella siempre estaba allí con una sonrisa, abrigándote, ayudando a hacer los deberes o contándote un cuento, quiero desde aquí reivindicar a todas esas mujeres abnegadas, que para más inri también reciben de otras mujeres ese sambenito. Y querría que cualquiera que lea estas líneas, pensara un momento en su madre antes de calificar a una mujer con ese demoledor epíteto de maruja.
¡Va por ti, mamá, por ti y por todas las mujeres, pero todas, todas. Mujeres al fin, sólo mujeres, sin calificativos. Mujeres, ¡nada menos que mujeres!.
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